Que la inauguración del Julio Cultural Universitario (JCU) sea con el concierto “La celebración” encierra, en sí mismo, el mensaje de festejar la continuidad ininterrumpida de este evento anual desde hace 26 ediciones. Y que el protagonista de la velada sea la Orquesta Juvenil de la UNT refuerza ese concepto, ya que esa formación está cumpliendo 40 años de funcionamiento.

Y para completar, el repertorio que se presentará desde las 21 en el teatro Alberdi (Crisóstomo Álvarez y Jujuy) consolida la idea festiva con la recreación de la Séptima Sinfonía de Ludwin van Beethoven, definida por el director de la Juvenil, Gustavo Guersman, como “una obra con una gran alegría y una gran luz, del primer al último movimiento; es muy fresca y nos inspira desde lo simbólico para llevar esos sentimientos hacia el público”.

La presentación -que se repondrá mañana- tendrá una segunda parte dedicada a la música popular con canciones corales y la presencia del tenor tucumano Gustavo Ahualli como solista. En total, entre cantantes y músicos, habrá unos 200 artistas para desplegar temas de Carlos Guastavino, María Elena Walsh, Gioachino Rossini, Jorge Drexler, Juan Luis Guerra, Georges Bizet y Danny Elfman, entre otros.

Los coros convocados son de la Escuela de Canto Coral Tucumán del Ministerio de Educación (conducida por Ignacio Meriles); el Infantil del Conservatorio Provincial de Música (Adrián Mendoza); el Municipal de San Miguel de Tucumán (Mariana Stambole); el de Niños y Jóvenes de la UNT (Mariano Paz); el del Colegio San Patricio (María del Valle Trejo) y el del Colegio Montserrat (Lautaro Jesús Ramos Gómez).

Gustavo Guersman, director de la Orquesta Juvenil

El aniversario de la Orquesta fue destacado por el secretario de Extensión Universitaria, Marcelo Mirkin: “me siento orgulloso de la Juvenil, porque es la síntesis de la idea de la Universidad en cuanto a la docencia, al aprendizaje y a la importancia de la cultura. Me parece importante que se haya sostenido por 40 años y con lo que le significa para la gente; tiene una imagen que se ha ido construyendo en el tiempo. Quienes pasaron por ella no sólo se han formado como músicos, es un lujo que nos damos”.

Fuego que se transmite

“La Orquesta es un semillero de jóvenes músicos bajo la premisa de que ‘la tradición no es la adoración de las cenizas sino la transmisión del fuego’, como dijo Gustav Mahler. No es lo que fue, sino que lo que será, y ese es un lema de la Juvenil. Siempre es un hecho importante abrir el JCU; lo hicimos varias veces y cada vez es una satisfacción especial”, resaltó Guersman.

“Beethoven aún nos emociona, y marca un antes y un después”

- ¿Cómo definís el evento en su conjunto?

- Como la consolidación de una utopía, que es lo que hace que la UNT siga manteniendo el JCU. Es un lugar que parece haber desaparecido, pero que en realidad está habitado por un grupo grande de gente. En nuestro caso, estamos sembrando todo el tiempo y sentimos que ya es época de cosecha. Nos llegan mensajes de todos lados saludándonos por el cumpleaños, y los estamos compartiendo en las redes sociales.

- ¿Te recorre una sensación especial el comprobar que hay músicos que comenzaron con la Juvenil y que ya están cerca de jubilarse?

- ¡Es que han pasado tantas cosas! Hay muchas que me las recuerdan, son 35 años al frente, porque los primeros cinco años condujo la Orquesta Emir Omar Saúl; nació con Ricardo Somaini como secretario de Extensión y Eugenio Flavio Virla como rector. Yo llego desde Italia y me ofrecieron la conducción; en ese entonces eran unos 10 músicos, muchos de la Sinfónica con un promedio de unos 22 años y hoy somos 50 integrantes y el más chico tiene 13 años. Algunos llegan a las audiciones y son los hijos de alguien que integró la Orquesta, como nuestro contrabajista, que su padre lo llevaba a los ensayos cuando tenía pañales. Se formaron y se rompieron parejas, hasta hubo desmayos por amor... Es una experiencia poliédrica que tiene muchos lados, porque estamos formando músicos y también público y buscamos la verdad a través de los sentidos.

- La Juvenil se proyecta a futuro, repasando el pasado...

- Es una linda definición, más en un momento tan difícil como el que se está pasando a nivel mundial, porque parece que hemos retrocedido en lo humano. El arte y la cultura son espacios de resistencia, en los cuales pueden pasar cosas extrañas.

Cartas de lectores: Beethoven y el poder de la música

- Y lo cultural excede lo estrictamente artístico...

- Comparto la definición abarcativa de que la cultura es un intercambio de símbolos para un destino común, y eso es lo que logra el JCU. Ya está consolidado un va y viene y en nuestro caso es una moneda de varias caras, fundamentalmente en lo pedagógico hacia adentro y en la extensión hacia afuera, en un cúmulo de actividades en todo este tiempo. A veces estoy pesimista por la sensación de que se aplanaron bastante las políticas culturales en el mundo, que nos llevaron a perder un poco la pasión, a vivir el hoy y no saber hacia dónde se va; pero me reconcilio con quienes todos los años se presentan a las audiciones, estudian música y saben que el arte es disciplina, compromiso y solidaridad.

- ¿Cuáles son las premisas que inspiran el trabajo diario?

- Hay que hacer las cosas con mucha humildad en lo cotidiano y con mucho orgullo en cada presentación. Sentís que estás entregando algo y es inevitable trazar un paralelismo de lo que debería ser la sociedad: sos parte de un grupo grande y heterogéneo de gente que piensa distinto, pero que detrás de una batuta que invita y convence, va todo junto por una idea común.